QUÉ HA PASADO
• Sultán teme que Elif recuerde parte de su pasado.
• Miran dona sangre para salvar a su suegro.
Mientras Hazar se debate entre la vida y la muerte, Zehra, su esposa, sale del hospital abatida y tambaleándose. Reyyan corre hacia ella creyendo que su padre ha fallecido. “¡No vuelvas a decir eso, está vivo y saldrá de esta!”, exclama ella. Luego, al percatarse de la presencia de Miran, arremete contra él: “¡Tú lo hiciste! Los Aslanbey son todos iguales”. Y en un arrebato de ira, le arroja con desprecio la alianza después de arrancársela del dedo a su hija.
Yaren observa la escena feliz y acude a consolar a Firat, a quien duelen las acusaciones vertidas sobre su amigo. “Yo creo en su inocencia y en ti. ¡Qué pena que no nos hayamos conocido en otras circunstancias”, le dice llorando. Sin embargo, al alejarse, esboza una sonrisa pues sabe que, con su insinuación, Firat volverá a comer de su mano. Más tarde, y siguiendo con su plan para conseguir a Miran, arremete contra su prima: “¿Cómo puedes estar casada con el hombre que ha intentado matar a tu padre?”.
Gül pregunta llorando por sus padres
De regreso en Midyat, Azize observa en su palacio la escalera en la que se accidentó Hazar y sospecha. “Olvidaste lo astuta que soy. Tu obligación era llamarme para contarme lo que había ocurrido, ¿por qué no lo hiciste?”, pregunta a Esma. La criada rehuye la respuesta contándole que Elif entró en shock tras lo ocurrido y la señora va a verla para preguntarle sobre el asunto. “Abuela, han pasado muchas cosas feas”, es lo único que acierta a decir la joven, todavía asustada.
En el hospital, el médico informa a los Aslanbey de que el estado de Hazar tras la operación es crítico y permite a Zhera verlo. “No puedes dejarme, el bebé también te espera”, le dice mientras se acaricia su incipiente barriga. Mientras, en casa de los Sadoglu, la pequeña Gül llora porque no sabe dónde están sus padres.
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