No está siendo una semana sencilla para Anabel Pantoja en ‘Sálvame’ que, si lo sabe, se queda en Canarias… El lunes, la dirección del programa decidió sacar a la luz un vídeo, colgado por ella misma en Instagram y borrado casi de inmediato, en el que aparecía algo perjudicada. Ayer, esta quiso pedir perdón públicamente a su prometido, Omar Sánchez, pero todo se embarulló de una manera que acabó completamente rota y de rodillas en el suelo del plató.
«Le he hablado mal y punto. ¿Vais a hacer una carnicería?», decía Anabel, que se encontraba con una respuesta de Rafa Mora, uno de los mejores amigos de su primo Kiko Rivera, que no le hacía nada de gracia: «Omar es un calzonazos. Le hablas como un perro». Anabel, mientras se iba de plató, le espetaba: «Perro lo serás tú. payaso. Se acabó».
Pero, a medio camino de esa huida ante el dolor insportable de lo que estaba viviendo, Anabel se daba la vuelta y se abría en canal. Confesaba sus miedos, sus inseguridades y los complejos que han tirado de ella hacia abajo durante muchos años, quizás forjando ese carácter que, en ocasiones y como nos pasa a todos, aparece cuando y con quien menos se lo merece.
«Yo he sido celosa enfermiza. Con mi primer novio iba andando por la calle de la mano y pasaba una chica y yo me descomponía por si la miraba y se enamoraba«, reconocía, puesta de rodillas, como en una especie de penitencia mediante una catarsis ante la audiencia de Telecinco.
Me miraba al espejo y decía: ‘¿Quién se va a fijar en mí?’
Unas inseguridades motivas, en gran medida, por sus problemas de peso fruto de una mala relación con la comida y la alimentación que llevaba: «Yo comía por dos personas. Siempre he comido de más. Mi metabolismo va de otra manera. Todo lo que como, engordo. Y encima como mal. Con 18 años pesaba casi 95 kilos. Llegó un momento en que me miraba en el espejo y decía: ‘¿Dónde voy a la calle así? ¿quién se va a fijar en mí?'».
«Pensaba que había gente en la calle que tenía mejor cuerpo que yo, mejor cara y yo me miraba y decía: ‘¿Dónde voy yo?’ Yo empecé a quererme cuando me vi delgada, pero ya cuando vine a la tele, veía que no podía ponerme el vestido que yo quería, que era diferente…», confesaba antes de manifestar que estaba hecha polvo por haber hablado así a su pareja, que es lo que más feliz le hace de toda esta nueva vida ordenada que ha logrado construir.
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