A las mujeres francesas se les atribuye una cualidad atemporal difícil de expresar con palabras. Una combinación de una actitud desenfadada con la elegancia más sencilla: parece que no han dedicado ningún esfuerzo en vestirse y al mismo tiempo todas deseamos vestir como ellas. En la francesa no hay nada llamativo en su estilo. Viste clásica, no pasa de moda. Confía en su gusto personal y no necesita que los medios o las redes sociales le asesoren sobre cómo vestirse. Su perfecto garderobe se construye con los años, quizá por ello hay un emergente fenómeno en Instagram que ensalza el indiscutible estilo de algunas mujeres francesas por encima de los 40. En una red social entregada a la juventud, ellas son otra liga.
Según Inès de la Fressange (quintaesencia de la parisina, a sus 62 años), la mujer francesa confía su estilo a seis básicos: una gabardina, un suéter azul marino, unos vaqueros, una americana masculina, un pequeño vestido negro y un par de bailarinas planas de Roger Vivier. No importa la edad que tenga. No le gustan los logos, los considera una señal de mal gusto y casi una falta de educación. Si solo vistiera de Hermès y Celine nadie podría saberlo con certeza.
Editoras, creativas, diseñadoras y emprendedoras forman este selecto grupo que parece ganar en estilo según cumple años. Porque además de eterna, la francesa tiene algo más. Ellas lo llaman un look décalé. Les encanta añadir un toque inesperado de glamour y seducción: un labio rojo, un blazer masculino sobre una camiseta lencera. Todas estas parisinas (que no necesitan haber nacido en París para serlo) nunca dejan de seducir a su público, nunca dejan de proyectar cierta fantasía. Saben que no son las más jóvenes o las más bellas, pero también que pueden embaucar al mundo entero a que piensen que son algo mucho mejor: un misterio. Y nada como el misterio para atraer fascinación.
Caroline de Maigret
No hizo caso cuando, de joven, le dijeron que se operase la nariz si quería tener una carrera en la moda. Y se convirtió en modelo, musa de Karl Lagerfeld e ‘it girl’ antes de que existiese el término: hoy, a sus 45 años, tiene casi un millón de seguidores en Instagram, no muy lejos de las grandes influyentes digitales francesas (como Jeanne Damas) a las que saca dos décadas. Autora de Cómo ser parisina estés donde estés, aunque huye del tópico de la francesa (“Las parisinas te harán pensar que han nacido con una piel perfecta y el cabello despeinado, pero no es verdad”, dijo a Vanity Fair ), ella representa el admirado cliché a la perfección. “El secreto está en no ser evidente. Huyo de los logos, la combinación de iniciales pertenece al panel del oftalmólogo. Al final de una cena prefiero que digan de mí: ‘¡Qué buena conversación tiene! y no: ‘¡Qué guapa estaba!’. No se trata de llevar un anillo con diamantes o un reloj de oro tan caro como un coche, pero sí verás a la parisina con un periódico bajo el brazo y seguramente mencione a Sartre o Foucault en la conversación”, contó a Paloma Simón en una entrevista. “Me identifico con un estilo de chica que deja que se deslice sutilmente la manga de su camiseta, o que se empolva la nariz no para parecer que se ha maquillado, sino que acaba de tener sexo”, admitía divertida.
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Sophie Fontanel
Entrando en los 60, esta escritora y columnista en la publicación parisina L’Obs es también un fenómeno en las redes sociales. Un vistazo a su Instagram (más de 200.000 seguidores) y se puede ver que el suyo es un estilo con mayúsculas. Una voluminosa melena gris la caracteriza. En una entrevista concedida a Magazine reveló que el 80% de su guardarropa es vintage y que su estilo está destinado a transmitir "suavidad, gentileza, sentido del humor, (e) ingenuidad" en lugar de sex appeal. Según ella el buen gusto no tiene nada que ver con comprar ropa nueva: "Si quieres vestir bien tienes que aprender viendo películas antiguas, yendo al museo y navegando en Internet", dijo en otra ocasión a Vogue. "Tienes que leer buenos libros, leer poesía. Cuando pones cosas bonitas en tu alma entiendes cómo vestirte bien". Es fácil verla llevando piezas de Céline (la de Phoebe Philo, con tilde), Hermès y H&M.
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Valérie Tribes
Periodista, autora del libro de moda La Base (una especie de manual de estilo al margen de las tendencias) y fundadora del podcast Chiffon (con más de 400.000 oyentes mensuales), a sus 48 años cuenta con una base de seguidores en Instagram que supera los 70.000.
En su libro, lejos de invitar a comprar el último grito en la moda, "pasará de moda en menos tiempo del que se necesita para llevarlo", insta a centrarnos en "lo básico": ella también insiste en la gabardina, el suéter azul marino y un buen par de zapatos. Una base, que cada uno puede personalizar después a través de los accesorios, según su grado de fantasía y presupuesto. En una entrevista aseguró que nunca se cepilla el pelo (el pináculo de la parisina) pero que le gusta llevar los labios maquillados. Como buena francesa no cree en el mito de la francesa, le inspira el estilo de las películas de Claude Sautet con Romy Schneider y para ella la encarnación de la actriz parisina es Isabelle Huppert. Entre sus marcas favoritas están APC, Eric Bompard, Uniqlo, Converse y adidas.
Entre los básicos que domina: la camisa vaquera, la gabardina y los zapatos bicolores de Chanel.
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Julia Restoin Roitfeld
Hija de la legendaria ex directora de Vogue Paris Carine Roitfeld, se estrena en la década de los 40. No es sorpresa que su armario resuma a la perfección la quintaesencia de la parisina (ni sus 400 mil seguidores): vestidos negros (y cortos), mucho color negro, dominio del estampado animal y zapato clásico cuando lleva tacón (con puntera afilada y preferiblemente de Gianvito Rossi). "Mi estilo es muchas cosas: femenino, minimalista, un poco sexy, pero en última instancia, es fácil. No me gusta complicar demasiado las cosas. No me van las siluetas locas. Cuando miro hacia atrás a mi estilo durante los años 90, todo era Helmut Lang, minifaldas, abrigos militares y camisetas de bandas de música y, sinceramente, ahora me lo pondría todo igual de feliz. Mis iconos de estilo son Romy Schneider y Catherine Deneuve en Belle de Jour, y creo que eso se ve en la forma en que me visto. Mi look es bastante parisino en el sentido de que es clásico y atemporal pero con un toque diferente. Sin embargo, creo que vivir en Nueva York me permite salir de mi zona de confort y ocasionalmente probar piezas que son un poco más inusuales. Todos mis amigos en la ciudad se burlan de mí por usar tacones constantemente, pero no puedo evitarlo. ¡Soy bajita y me gusta cómo me quedan!", contaba en la revista de Net-à-Porter.
En el día a día, su accesorio predilecto son unos pendientes dorados en forma de aro. Su otro secreto de estilo: agregar una bufanda de seda a cualquier cosa que se ponga. "La llevo con algo tan simple como una camiseta sin mangas, y le aporta un toque elegante pero rock’n’roll", contaba en la entrevista. Durante el invierno viste principalmente d enegro y azul marino, y en verano utiliza más tejido vaquero y toques de color. Sus diseñadores favoritos son Alaïa e Isabel Marant para el día, y Saint Laurent y Alexandre Vauthier para la noche.
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