La francesa que todas queremos nos enseñó a llevar estos vestidos y camisas en tendencia que son el sueño de una noche de verano

Poco más se puede decir sobre Jeanne Damas que no se haya dicho ya. La francesa que, con una naturalidad pasmosa, exportó al mundo el mejor estilo parisino se ha convertido en un icono de moda en relativamente poco tiempo. Bastaría un rojo de labios al que se confiesa adicta, una melena undone y una pandilla de amigos cool para que el mundo de la moda se rindiera ante la que muchos bautizaron como “la respuesta francesa a Alexa Chung”. Después vendría un feed de Instagram impecable, un estilo aparentemente descuidado y espontáneo, sexy y sugerente y su firma de básicos un poco románticos, un poco retro, Rouje, para acabar de perfilar la historia de su magnetismo casi instantáneo. De Jeanne no diríamos que es extraordinariamente bella, tampoco que es la que mejor viste pero, eso sí, sabe cómo hacer que te fijes en ella cuando pasea por Le Marais ataviada solamente con unos vaqueros rectos y una camiseta blanca.

Fue ella quien nos recordó que todos los vestidos deberían de bautizarse con nombres de mujer, la que le dio la vuelta a los básicos para que siempre parezcan diferentes y la que nos recordó que combinar un vestido lencero con un cardigan de inspiración granny en color vainilla siempre funciona.

© Cortesía de Rouje

Vestido de satén Carlita, de Rouje.

En la primavera en la que trabajar en pijama se convirtió un acto liberador y en el que los vestidos han devenido en un símbolo de esperanza, las últimas propuestas de la diseñadora francesa cobran más sentido que nunca. A medio camino entre los vestidos lenceros, la ropa de estar en casa –que ya es “ropa”, a secas– y cierta concesión a las tendencias, sus vestidos y camisas podrían parecer recién sacados de alguna película de la Nouvelle Vague.

© Cortesía de Rouje

Vestido Mathilde, de Rouje. COMPRAR

Consciente de que el estilo parisino es siempre un valor seguro, la empresaria colecciona en sus redes sociales imágenes antiguas de Jane Birkin que se entremezclan con las de su chico, su precioso gato y las flores frescas en su apartamento del distrito 11 de la ciudad. “Demasiados clichés”, podría pensar alguna. Y lo cierto es que, aunque cada detalle en la vida de Jeanne Damas es una réplica exacta de lo que todos creemos que es vivir en la ciudad del Sena, nunca antes habíamos querido abrazar con tanta fuerza todos esos lugares comunes.

© Cortesía de Rouje

Blusa estampada norman, de Rouje. COMPRAR

Desde la blusa un poco de niña, un poco sexy, hasta los vestidos midi de silueta perfecta, pasando por los vaqueros rectos, las sandalias retro de tacón cómodo y las camisetas de algodón de corte 70’s, todo en Rouje evoca la nostalgia romántica evitando caer en la cursilería. En parte gracias a que la propia Damas es la mejor embajadora de su firma, pero también a que conoce como nadie los mecanismos de la sofisticación sencilla –esos tan necesarios para conseguir el equilibrio, clave en un estilismo impecable–, Rouje se ha convertido en una verdadera referencia entre las que más saben de moda, pero también entre las chicas que siempre se pintan los labios de rojo y se saben de memoria toda la filmografía de Almodóvar.

© Cortesía de Rouje

Vestido Minette, de Rouje. COMPRAR

Un pedacito muy grande del universo de la francesa se condensa en cada uno de los vestidos que serán un sueño todas las noches de este verano que, tarde o temprano, acabará por llegar.

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