Desde Algete, Los Nikis han contraatacado hace una semana con el lanzamiento de una recopilación que recoge todas sus grabaciones oficiales de estudio en los siglos XX y XXI, en un triple CD que contiene sus tres discos oficiales; «Marines a pleno sol» (1986), «Submarines a pleno sol» (1987) y «La hormigonera asesina» (1989), junto con su «álbum perdido» de 1998 «Más de lo mismo» y los EPs «La amenaza amarilla» (1981), «Sangre en el museo de cera» (1983), «Olaf el vikingo» (1985) y «Menos de lo mismo» (2019). Además, contiene un libreto con estupendas fotos de su primer concierto en el Club Santo Domingo y otras actuaciones, letras, créditos, recortes de la época (del fanzine de los 90 Mondo Brutto) y reflexiones de periodistas como Jesús Ordovás o bandas actuales como Carolina Durante. Incluye también rarezas como una versión del «London´s burning» de The Clash rebautizada «Algete arde», la cara B «Navidades en Siberia» o «Tokio», una versión de Pegamoides grabada con Alaska. Tres discos que contienen un total de 65 canciones. En paralelo, también se ha lanzado un LP con los 18 mejores temas de su repertorio.
Las canciones de Los Nikis están impregnadas de referencias a una época que ya pasó (Zubizarreta y Núñez, Chuck Norris, el Escort XR3, el transistor Sanyo o Georgie Dann) pero al mismo tiempo reflejan una identidad atemporal, eternamente asociada a los rasgos que definen la sociedad española. Los Nikis no podrían haber sido de ningún otro sitio y sus canciones no habrían sido lo mismo sin la tortilla de patata, el cinquillo, Benidorm, Arguelles, el güisqui DYC, la M-30 Norte o la hora del bocadillo. Canciones que 40 años después siguen sonando en los bares, discotecas y radios de todo el país.
El árbol genealógico de Los Nikis se extiende más allá del grupo con varias ramificaciones de diversa longitud. Desde Los Vegetales (Johnny Canut con sus hermanos Nacho y Mauro, Ricardo Moreno de Los Ronaldos y el cantante Juan Carlos Aured) a Los Acusicas (Joaquín Rodríguez y Mauro Canut), pasando por Ataque de Caspa (con los que colaboró activamente Joaquín) o Negros SA (Emilio, Joaquín y Arturo con Alaska y Ana Curra), los miembros del grupo madrileño formaron parte de estas bandas cuyo sonido y personalidad les emparentaba indudablemente con ese espíritu punk amateur de Los Nikis, que tanto inspira a muchos grupos de hoy. Grupos que por suerte, los entendieron tal como eran. Simplemente unos tocapelotas.
Las canciones de la discordia
Hubo dos canciones que convirtieron a Los Nikis en una presunta banda de referencia del neofascismo español, «El Imperio Contraataca» y «Enrique el ultra Sur». Una escucha de ambos temas debería desechar semejante idea en cualquier cabeza con dos dedos de frente: son pura ingenuidad. Pero cuando eres una banda de pop con éxito que lanza mensajes ambiguos, siempre hay alguien que te amarga la existencia. La primera decía «Los McDonald’s están de vacas flacas / Ha vencido la tortilla de patatas / En Las Vegas no hay Black Jack / Solo se juega al Cinquillo / Y la moda es en rojo y amarillo / Seremos de nuevo un Imperio». ¿Patriotismo? Quizá, pero como elemento literario para una canción divertida. Nada más. «La letra iba de que volvería el imperio español con sus costumbres (tortilla de patata, etc) y hundiría el americano. Vamos, una chorrada como el resto de nuestras letras», confesaron ellos mismos.
En la segunda coquetearon con la violencia de los hooligans del Real Madrid, pero sigue siendo un ejercicio de crónica social en tono de humor. Que hubiera cabezas rapadas de derechas y otros individuos nostálgicos del franquismo que se tomaran en serio esta canción, no era culpa suya. Lo mismo que con «El Imperio Contraataca». «Una vez había cuatro o cinco niñatos que sacaron una bandera con el escudo antiguo y levantaron el brazo cuando tocamos ‘El imperio’», recordaba su líder Joaquín Niki. «Yo me quedé boquiabierto y tardé en reaccionar, pero, como me gusta llevar la contraria, a la mitad de la canción levanté el brazo izquierdo con el puño cerrado, aprovechando que hay notas que se tocan con la cuerda ‘al aire’ y te queda la mano izquierda para hacer tonterías. Cuando vieron a su letrista fascista favorito mirándoles a los ojos y haciendo el saludo comunista -que conste que no soy ni comunista ni fascista, sólo ‘tocapelotista’- empezaron a hacer amagos de retraer el brazo pero como dudando, palante y patrás, al más puro estilo de Chiquitistán. Y eso fue todo, cuatro entre un millón (bueno, quizá había menos gente) y una sola vez. Lo digo para los que piensan que nuestros conciertos eran congregaciones de las juventudes hitlerianas».
En cualquier caso, Los Nikis sigue siendo un grupo muy querido y popular en España (y en el extranjero tienen su nombre, no olvidemos que los mismísimos Metallica versionaron uno de sus hits). Su regreso a los escenarios con «Menos de lo mismo Vol I», una colección de cuatro canciones que publicaron el pasado mes de febrero, fue celebradísima en conciertos hiper festivos libres de fans tendenciosos o cortos de miras. «No somos fachas», aclaraba de forma tajante Joaquín en una entrevista con El Mundo. «Lo que pasa es que una letra con cierta ironía se ha convertido en una especie de himno de la ultraderecha. Lo que pasa es que mucha gente es muy corta y no se entera de las letras con doble sentido».
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