Antes de la rivalidad infinita de Blur y Oasis o de Taylor Swift y Kanye West, la cultura pop se dividió entre los dos guapos oficiales del cine de los años 80: unos veinteañeros Rob Lowe y Tom Cruise. Ambos formaron parte de una nueva generación de actores que los medios de comunicación denominaron «brat pack» (pandilla de mocosos), en la que figuraban los actores fetiche de John Hugues y su «Club de las las cinco» (1985) y los de «San Elmo, punto de encuentro» (1985), de Joel Schumacher: Emilio Estévez, Anthony Michael Hall, Rob Lowe, Andrew McCarthy, Demi Moore, Judd Nelson, Molly Ringwald, Ally Sheedy…A veces se incluía también a los actores de «Rebeldes» (1983), la película de Francis Ford Coppola que contó con Matt Dillon, Patrick Swayze, Ralph Macchio y Tom Cruise. Fue la única película en la que Lowe y Cruise coincidieron, y desde el minuto cero establecieron una fuerte competitividad. Rob Lowe ha recordado aquellos años y se ha manifestado por primera vez sobre la primera impresión que le causó Cruise. «Estaba preparado para triunfar desde el minuto uno. Pensé: ‘Guau, este tío va a por todas».
Las revelaciones de Rob Lowe en el podcast «Armchair Expert with Dax Shepard» no van a extrañar nada a los fans de Tom Cruise, pues su larguísima carrera, llena de ‘blockbusters’ pero también con películas de autor memorables, solo puede ser fruto de una voluntad de hierro. Cuando estos dos actores se conocieron, Cruise solo había participado en dos películas y aún estaba por estrenar la cinta que le convertiría en la estrella juvenil del momento, «Risky Business» (1983). Coincidieron en el casting que Francis Ford Coppola organizó para «Rebeldes», un proceso que tuvo dos fases: una primera cita en Los Ángeles y una fase final en Nueva York. Al llegar a la Gran Manzana, la producción alojó a los finalistas en el lujoso Hotel Plaza, en habitaciones compartidas (al fin y al cabo, eran chavales de apenas 20 años). «Cuando llegamos al hotel y Tom se dio cuenta de que compartía habitación conmigo, montó en cólera», ha recordado Lowe.
«Lo significativo de esta anécdota es que demuestra que algunas personas siempre han sido como son, y que es precisamente esa característica la que les ha llevado al sitio que ocupan. Que un chaval de 18 años con un par de papelitos cortos en dos películas tuviera ese tipo de comportamiento es sorprendente», comentó Rob Lowe recordando aquellos años. Está claro: Tom Cruise ya sabía que era una estrella antes de que nadie se lo hubiera confirmado. Y se comportaba como tal. «Recuerdo que pensé: ‘Guau, este tío va en serio’. A ver, en el momento me hizo mucha gracia su reacción, que fue bastante desagradable. Pero al final los resultados están ahí. Fue a por todas desde el minuto uno», concluyó Lowe.
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